viernes, 29 de junio de 2012

San Miguel de los Santos: Fiestas en Valladolid con motivo de su Canonización


Estampa con la imagen de San Miguel de los Santos.
Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari.
Valladolid


En varias ocasiones se ha tratado en este blog la figura de San Miguel de los Santos, esta vez, y con relación a una anterior entrada, en la que se hablaba del CL Aniversario de la Canonización de San Francisco de San Miguel y de San Miguel de los Santos, vamos a recoger datos, precisamente, de las Solemnidades que se celebraron en Valladolid en 1862 con motivo de la Canonización de San Miguel de los Santos. No obstante, antes de ello, vamos a hacer un breve recuerdo a su Beatificación.


El 10 de abril de 1742 Benedicto XIV firmó el Decreto declarando el grado heroico de sus virtudes, y fue Beatificado por Pío VI el 8 de diciembre de 1778. Con este motivo se celebraron fiestas en Valladolid, recogidas en la obra “Diario de Valladolid” de Ventura Pérez. El mismo autor, unos años antes de la Beatificación, nos narra la traslación de los huesos del entonces Venerable (Págs. 369-370)


Traslación de huesos
Año de 1764, día 24 de Abril, trasladaron en la Santísima Trinidad de descalzados de la iglesia antigua al presbiterio de la iglesia nueva al venerable Fr. Miguel de los Santos, Después de más de cien años enterrado se le halaron los sesos frescos con todos sus lineamientos y buen olor. Asistió el señor obispo don Isidro Cosío y Bustamante, con toda su audiencia; le trasladaron al presbiterio del lado del Evangelio; le pusieron en una caja ensamblada, pintada y clavada y lo quedaron hueco con unos maderos, y la losa que tenía la pusieron encima”.


Señala también Ventura Pérez (pág. 499) que el 2 de enero de 1779 llegó a Valladolid la noticia de la Beatificación de Fr. Miguel de los Santos, ese mismo día hubo toque de campanas y ya por la noche luminarias, al día siguiente se celebró una misa de gracias, y unos días más tarde, el 9 de enero, hicieron las mismas celebraciones los Trinitarios Descalzos en su iglesia.


Las fiestas con motivo de la Beatificación tuvieron lugar a partir del 2 de julio de 1779 (V. Pérez, págs. 501-503)
“En el dia 2 de Julio de 1779 dieron los padres trinitarios descalzos principio á las solemnes fiestas de la beatificación del padre Fr. Miguel de los Santos, cuyo cuerpo se venera en este convento. Viernes 2 del dicho llevaron al beato á la Santa iglesia, á las cuatro de la tarde, acompañando á la comunidad la congregación de los esclavos de Nuestra Señora de la Soledad, sita en dicho convento. El día siguiente sábado celebró la fiesta el cabildo y predicó su magistral. Al día siguiente domingo hizo la fiesta la ciudad en la Santa Iglesia, y por la tarde se formó una procesión general como se acostumbre en semejantes funciones, asistiendo todas las cofradías sacramentales con sus cruces de sus parroquias y todas las comunidades cada una con su patriarca. Llegando el santo á la Platería, que la procesión iba determinada hasta su convento y dejar allí el beato, comenzó á llover de modo que se desbarató la procesión y llevaron al beato á la Santa iglesia, y las comunidades metieron sus santos en varios portales, y á Santa Teresa y otros santos metieron en casa de la señora condesa de Rivadavia, y á cada uno la señora dio su dádiva y á Nuestra Señora de los Remedios, que fue una de las que se metieron en el portal. Al beato le llevaron el lunes por la mañana por la calle de los Orates y Platería, y derecho á la plazuela Vieja y á su casa […]”.


De estas fechas será la imagen del Santo, de vestir, que se venera en la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari.


Allí en su casa continuó el novenario y todas las noches hubo iluminación en la fachada de la iglesia. Con ocasión de estas celebraciones “Hicieron una urna donde metieron el cuerpo del beato y le colocaron en el altar que tenían de perspectiva, de papeles; esta urna se la dio el Ilmo. Sr. Obispo D. Antonio Joaquín de Soria” (V. Pérez, 502)


Al año siguiente, el 9 de julio de 1780, colocaron la imagen del beato en la nueva capilla que habían construido, abierta en el crucero, al lado de la Epístola (V. Pérez, 508).


El 22 de agosto de 1841 Gregorio XVI publicó el decreto de aprobación de todos los milagros realizados por intercesión de este Santo. Fue canonizado por Pío IX el 8 de junio de 1862.


Como paso previo a los fastos de la Canonización, tuvo lugar unos meses antes la ceremonia de extracción de huesos (reliquias) que iban a ser llevados a Roma. Este acto tuvo lugar el 14 de noviembre de 1861 (Casimiro González García Valladolid, Compendio histórico-descriptivo y guía general de Valladolid, pág. 358). Así encontramos referida esta Ceremonia en la Gaceta de Madrid (núm. 322, de 18/11/1861, Pág. 3): VALLADOLID, 16 de Noviembre.- El jueves, á las once y media de la mañana, tuvo lugar en la parroquia de San Nicolás la extracción de los huesos del beato Miguel de los Santos de la urna en que se hallan depositados, para remitir á Roma parte de los mismos y procedes á su canonización.
Con asistencia de las primeras Autoridades eclesiásticas, civiles y militares, y multitud de personas atraídas por la novedad de la ceremonia, dio comienzo ésta por la lectura del acta de colocación de las sagradas reliquias en el sitio que hoy ocupan; y terminada que fue, los religiosos trinitarios convocados al efecto juntamente con el Postulador de la causa general de la Orden, y el R.P. Diego del Espíritu Santo, llegados expresamente de Roma, condujeron en hombros los santos huesoso hasta una mesa colocada junto al altar mayor, donde se procesión al reconocimiento facultativo de los mismos, extendiéndose la oportuna acta.
Colocados los huesos que han de remitirse á Roma en una coja construida ad hoc, lacrada y sellada con el de esta Arzobispal, volvieron á depositarse las reliquias en las mismas dos cajas que las contenían, habiéndose distribuido entre los asistentes algunas medallas y rosarios tocados con ellas, De las dos cajas, la interior es de madera cubierta de raso, sobre el cual se admiran los escudos de la órden primorosamente bordados; tiene cuatro sellos de plomo, dos del Ilmo. Sr. Obispo de esta diócesis Sr. Osorio, y dos del actual Arzobispo Sr. Lastra. Cerróse esta caja con dos llaves, una de las cuales conserva el Arzobispado y la segunda el Ayuntamiento de esta capital. La caja exterior, de madera también, está destinada á servir de remate al altar dedicado al santo, y su llave se entregó al Cura párroco de San Nicolás.

Colocadas ámbas cajas en el sitio que hoy ocupan, dióse por terminado el acto á las dos y media de la tarde (Norte de Castilla)”.


Las fiestas organizadas en Valladolid con motivo de la Canonización de San Miguel de los Santos tuvieron como punto referente la celebración de un Solemne Triduo en la S.I. Catedral, que se desarrolló entre los días 19 a 21 de octubre de 1862. En la víspera, esto es, el 18 de octubre, dieron comienzo las celebraciones con un repique general de campanas, y “por la tarde salieron desde la Santa Iglesia Metropolitana las Autoridades y Corporaciones Eclesiásticas, Civiles y militares, las Cofradías Sacramentales y demás, que asisten a la función del Corpus, con sus respectivas efigies y estandartes, por el recorrido Plazuela de la Catedral, Cañuelo, Plazuela Vieja, Corredera de San Pablo y Cocheras del Rey hasta la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari, donde tras cantar varios villancicos por la Capilla de Música de la Catedral tomaron la imagen y reliquia del Santo, regresando nuevamente en procesión por las calles de Expósitos, Concepción, Plazauela de San Miguel, Doctor Cazalla, San Benito, Rinconada, Jesús, Plaza Mayor, Lencería, Platería, Cantarranas, Cañuelo terminado en la Catedral donde se cantó un solemne Te-Deum con las preces correspondientes”. (Del programa de las Fiestas de Canonización de San Miguel de los Santos).


Antes de la salida de la procesión desde la Catedral hasta San Nicolás, el Ayuntamiento fue desde la Casa Consistorial a la Catedral precedido de los Maceros y Timbales, según se acostumbraba en las grandes solemnidades.


Duramente la procesión, hubo escolta y música militar que se alternaba con cánticos del clero.


Esa misma noche, hubo iluminación general, y tras la función religiosa, fuegos artificiales en la Plaza Mayor, espectáculo en el que durante los intermedios interpretaron piezas musicales la Música Vallisoletana y las bandas de los Cuerpos de la guarnición militar establecidos en la capital.


Durante los días 19, 20 y 21 se celebraron las funciones del Triduo, por la mañana y por la tarde. Por la mañana, tras los Divinos Oficios de la mañana, se celebraba Misa solemne con manifiesto y predicación (D. José Quevedo, D. Juan González y D. Juan Hernando Miguel, respectivamente) Terminada esta función de la mañana se daba a venerar la reliquia del Santo. Además, estos tres días, desde el amanecer hasta la hora de comienzo de los Oficios en la Catedral, se celebraba en la capilla y altar del Santo en la Parroquia de San Nicolás misas rezadas a intención de S.E. Ilma.
Por la tarde, en la Catedral, después del Rezo de Horas, se anunciaba que “habrá con el Señor expuesto una hora de Siesta, durante la cual, se cantarán solemnemente por la Capilla de Música varios himnos y villancicos, según costumbre; en seguida, se cantará el Trisagio y el Salmo Credidi, y dada la bendición al pueblo con el Santísimo Sacramento por S.E. Ilma., se reservará”.


El martes, día 21 de octubre, a las cuatro y media de la tarde, se organizó la procesión de regreso de la imagen de San Miguel de los Santos, con la misa solemnidad y recorrido que la celebrada el día 18, sábado; una vez en la Parroquial de San Nicolás se cantaron villancicos al Santo, regresando después las autoridades a la Catedral donde finalizaron las funciones con la bendición arzobispal.


Don Luis de la Lastra y Cuesta, Arzobispo de Valladolid, que asistió a la ceremonia de Canonización en Roma, regaló a la S.I. Catedral algunos presentes con este motivo:
En el mes de Abril del año 1862, invitado por S. S., fue á Roma para asistir á la solemnidad de la canonización de San Miguel de los Santos. A su regreso, y después de traer y entregar al Cabildo como recuerdos estimabilísimos de este viaje el indulto apostólico para usar el color azul en las fiestas de la Inmaculada Concepción, la mitra y cirio que habla usado en la procesión de la canonización, y una preciosa reliquia del Santo, encerrada por él mismo en rico relicario de plata con la siguiente inscripción: 'El Excmo. é Ilmo. Sr. D. Luis de la Lastra y Cuesta, primer Arzobispo de Valladolid , donó esta reliquia á su Iglesia Catedral en Octubre (18) de 1862, puso gran empeño en que se celebrasen con toda pompa fiestas por este hecho; […]” y continúa con una breve descripción de las fiestas que ya hemos visto. (Manuel de Castro Alonso, Episcopologio vallisoletano, 1904. Págs. 401-402).


Para terminar, resaltar tres puntos en el programa, en los que queda patente que estas celebraciones trajeron consigo también beneficios materiales y espirituales:


La Exma. Corporación Municipal distribuirá cuarenta y dos lotes ó premios de 100 reales cada uno, entre los vecinos pobres de las catorce parroquias de esta Capital, que se juzguen más acreedores á ello por su moralidad y buenas costumbres, previos los oportunos informes de los señores Curas y Juntas de Caridad.

En los tres referidos días que el piadoso pueblo Vallisoletano consagra a estas funciones religiosas, habrá los vuelos generales de campanas que se acostumbran en las grandes solemnidades, y se adornarán los balcones de las casas de toda la Ciudad, con colgaduras, en demostración de regocijo, y en honor del nuevo Santo.

Finalmente, el Excmo. é Ilmo. Sr. Arzobispo concede ochenta días de indulgencia á todos los fieles de uno y otro sexo por cada función religiosa de la aquí espresadas á que asistan devotamente.


Al año siguiente, en 1863, como preparación a la fiesta, se celebra por primera vez una Novena en honor de dicho Santo, que comprendía desde el 27 de junio hasta el mismo día de la fiesta, 5 de julio.
Aún no menciona una congregación con el nombre del santo, la organización se hace a expensas de una “devoción religiosa”.


Ya será en 1864, cuando aparezca organizada por la Congregación de San Miguel de los Santos. Además, con la debida autorización se celebra por primera vez procesión de Octava por la plazuela del Hospicio. De la Procesión de Octava de la Parroquial de San Nicolás de Bari, en la fiesta de San Miguel de los Santos, se tratará en otra ocasión.

miércoles, 20 de junio de 2012

San Francisco de San Miguel y San Miguel de los Santos en el CL Aniversario de su Canonización



El 8 de junio de 1862, el Papa Pío IX, canonizaba en la misma ceremonia (referida con todo lujo de detalles en el libro Vidas de los Mártires del Japón, de Eustaquio María de Nenclares) a los hasta entonces Beatos Mártires de Nagashaki († 5 de febrero de 1597) y a San Miguel de los Santos, confesor.


Hoy dedicamos homenaje a estos dos Santos tan relacionados con Valladolid, ya que uno de ellos, San Francisco de San Miguel nació en el vallisoletano pueblo de La Parrilla en noviembre de 1545, tomando el hábito en el Convento de San Francisco de Valladolid: “El 9 de enero de 1567 tomo el hábito en el convento de Valladolid para religioso lego Juan del Arco, natural de La Parrilla. El se llamó en religión Fr. Francisco de San Miguel. Fue virgen” (Fr. Matías de Sobremonte, Nota VIII). Tras recorrer distintos conventos en España, fue también a misionar en México, Filipinas y finalmente en Japón, donde recibió la corona y palma del Martirio en la colina de Nishizaka, conocida posteriormente Colina Tateyama, que significa “Luminosa”, por los sucesos que se pudieron contemplar en ella tras la muerte de los mártires. En aquella ocasión fueron martirizados un total de veintiséis religiosos, los denominados protomártires de Japón, entre los que también se encuentra el comisario de aquella expedición, San Pedro Bautista. En 1616, siendo Pontífice Pablo V, a instancia de la Orden Franciscana, se inicia el proceso de beatificación de los Mártires de Nagasaki de 1597 (6 frailes franciscanos, 17 franciscanos seglares y 3 jesuitas), dicho proceso culminó el 14 y 15 de septiembre de 1627 con la Ceremonia de Beatificación presidida por el Papa Urbano VIII celebrada en la Basílica de Santa María la Mayor de Roma.


Por su parte, San Miguel de los Santos, Confesor, conocido como “El Extático” por los éxtasis que experimentaba durante la consagración eucarística, nació en Vich, Cataluña, el 29 de Septiembre de 1591. Intentó en 1603, ser aceptado en el convento franciscano de Vich, pero fue rechazado por su edad. Fue a Barcelona e ingresó en un convento del orden de los trinitarios, donde entra como novicio en agosto de 1603. Después de tres años de noviciado, por consejo de fray Jerónimo Deza, pasó al monasterio de San Lamberto, en Zaragoza, donde hizo profesión el 30 de septiembre de 1607. El 28 de enero de 1608 tomó los hábitos y entró en la congregación de los trinitarios descalzos de Oteiza (Navarra), a continuación fue enviado a Madrid como novicio. Tras el noviciado emitió su profesión el 29 de enero de 1609 en Alcalá de Henares, en manos del Ministro P.Fr. Pedro de la Madre de Dios. Pasó por varios conventos como Alcalá, Solana, Campo de Montiel, Sevilla y Baeza, y tras este fue a Salamanca a estudiar Teología. En 1615 fue ordenado sacerdote en Faro (Portugal). En 24 de mayo de 1622, el superior de la Orden le propuso como Ministro del convento de Valladolid. El exceso de modestia hacía que no quisiera predicar, y sólo lo hizo de manera habitual a partir de los treinta años, como Cristo. La frecuencia de sus episodios místicos incontrolables (éxtasis, raptos, etc.) hacía que no quisiera mostrarse mucho en público. Falleció en Valladolid el 10 de abril de 1625, venerándose sus restos mortales en la actual Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari, tan conocida por celebrarse en ella las famosas Caminatas de los Tres Lunes a San Nicolás de Bari. En 1742 Benedicto XIV firmó el Decreto de sus virtudes. Beatificado por Pío VI en 24 de mayo de 1779.


La canonización de ambos en 1862 fue motivo de celebraciones jubilosas, con funciones religiosas, procesiones con las imágenes de los nuevos Santos. Curiosamente sus imágenes, junto con otras, coincidieron en una misma procesión por las calles de Valladolid varios años después, concretamente el 13 de mayo de 1930, con motivo de la festividad del Patrono de la Ciudad y Archidiócesis, San Pedro Regalado (en este enlace se puede ver una fotografía de San Francisco de San Miguel por las calles de Valladolid).


Más cercanas en el tiempo fueron las celebraciones que tributó La Parrilla en honor de su Santo Vecino en 1962 al celebrarse el Centenario de la Canonización.


Y llegamos a la actualidad, si bien es cierto que de forma desigual para cada uno de ellos.


Nuevamente, La Parrilla, honró a su Santo en las fiestas de junio, en esta ocasión con mayor solemnidad.
Durante aquellos días los balcones lucían reposteros, mantones y banderas. El 7 de junio, víspera del aniversario, tuvo lugar una ofrenda floral al Santo en su ermita.

El 8 de junio de 2012, a las 12 de la mañana, Monseñor Ricardo Blázquez Pérez, Arzobispo de Valladolid, presidió una Solemne Eucaristía en la Plaza Mayor del pueblo, ante la imagen de San Francisco de San Miguel, trasladada previamente desde su ermita, evento al que también se invitaron a autoridades, representaciones de las Cofradías de Valladolid y Órdenes religiosas.


Detalle a destacar es que en esta celebración tan especial, sus organizadores han decidido -con buen criterio-, contar con quienes habitualmente armonizan estos cultos, dulzaineros, coro parroquial, etc.

Para quien no lo conozca, decir que La Parrilla en una localidad que se encuentra a unos 21 kilómetros de la ciudad de Valladolid. Podemos destacar, entre sus vecinos, a cuatro de ellos que dan fama al pueblo: por un lado a San Francisco de San Miguel; también y como señala Ortega Rubio en su obra Los Pueblos de Valladolid (Tomo II, págs. 298-299) al Dr. D. Simón Martín Sanz (1821-1893), “quien desempeñó el cargo de Rector en las Universidades de Zaragoza, Salamanca, Oviedo y Santiago”. Este mismo autor, Ortega Rubio, es quien proporciona la fecha en que San Francisco de San Miguel recibió las aguas bautismales. En tercer lugar, el escultor Leopoldo del Brío Trimiño (nacido en 1945). Y finalmente, a buen seguro reconocido entre los amantes del mundo de la tauromaquia, al cortador Jesús Sanz Arranz apodado “El Parri”.


Mientras, en Valladolid, en relación a San Miguel de los Santos, de momento no hay constancia de actos con este motivo. Lo mismo que hemos visto anteriormente, que el Santo Trinitario no se mostraba mucho en vida, parece que el exceso de modestia sigue siendo una de sus señas.


La celebración de este aniversario podría ser un buen comienzo de la recuperación de la memoria de estos y otros Santos/as, Beatos/as y Venerables relacionados con Valladolid, cuya vida y virtudes sean ejemplo para sus convecinos contemporáneos. A este respecto, conviene traer una reflexión propia de la novena a Santa Rita de Casia “El perfecto modo de venerar a los Santos es imitar sus virtudes; porque tributar reverentes obsequios a estos escogidos de Dios, gemir al pie de su respetable altar, implorar su protección, querer mediante ella que se abran y derramen los tesoros de la gracia y beneficencia de nuestro Dios, y dejarse al mismo tiempo seducir y arrastrar del espíritu del mundo, del amor al placer, de la impiedad, es una devoción falsa, una dañosa hipocresía, una ilusión del corazón, un culto aparente, estéril y superficial. La devoción a los Santos debe ser verdadera, interior, activa y permanente, es decir, que imitemos su amor a Dios, su caridad con el prójimo, su penitencia, su humildad, su fe, su religión, su justicia y su celo. Tal es el modo de conseguir la misericordia del Señor, la protección de sus siervos, la remisión de las culpas y la santificación de nuestras almas”. Además de la lectura de sus hagiografías, pocos medios llegan tan bien como la imagen, así, bien podría reforzarse este conocimiento de los Santos con la realización y entronización de nuevas imágenes.


Como hemos visto anteriormente, en 1930, ambos Santos recorrieron juntos las calles de Valladolid, y cabe preguntarse, con motivo de la celebración de este CL Aniversario ¿se podría volver a repetir, tal vez llegando hasta la S.I. Catedral donde celebrar Acción de Gracias por esta efeméride? Y, quien sabe si tal vez en un futuro, plantearse la posibilidad de incluirlas en la Procesión del Copus Christi, Procesión en la que hasta 1925 participaban las imágenes titulares de Parroquias, Cofradías, Órdenes Religiosas. Tal vez la recuperación de esa costumbre, podría ensalzar aquella Procesión. De esto se hablará al tratar de la Solemnidad del Corpus Christi en Valladolid.


En otro orden de cosas, sería interesante conocer la existencia de reliquias de todos estos Santos, Beatos y venerables. En algunos casos hay referencias en hemerotecas a la celebración de misa conventual con procesión por el interior de las naves de la Catedral.


Volviendo al tema que nos ocupa en esta entrada y en el conocimiento y divulgación estos santos vallisoletanos, por suerte poco a poco hay trabajos en este sentido, desde las posibilidades que ofrece internet en distintas webs hasta publicaciones que se unen a otros anteriores como los mencionados de Fray Matías de Sobremonte, Nenclares, Casimiro González García Valladolid y otros. En este sentido, y más recientemente, es de justicia destacar el trabajo realizado por el historiador local D. Javier Burrieza Sánchez en “Iglesia en Valladolid”.


Plaza Mayor de La Parrilla preparada para la Misa Estacional presidida por Mons. Ricardo Blázquez, Arzobispo de Valladolid, en conmemoración del CL Aniversario de la Canonización de San Francisco de San Miguel


Detalle del ara con las lanzas, corona de martirio y palma de triunfo en alusíón a San Francisco de San Miguel



Adornos por las calles de La Parrilla



Edificios y balcones engalanados en La Parrilla


Ermita de San Francisco de San Miguel



Pozo aledaño a la ermita de San Francisco de San Miguel


Mons. D. Ricardo Blázquez, Arzobispo de Valladolid, se dirige a la Ermita de San Francisco de San Miguel



Representaciones e invitados acompañan al Arzobispo de Valladolid a la ermita de San Francisco de San Miguel


La imagen de San Francisco de San Miguel sale de su ermita pare dirigirse a la Plaza Mayor








Diversos aspectos de la Eucaristía en la Plaza Mayor









Terminada la Eucaristía, representantes de la Cofradía de San Francisco de San Miguel acompañan al Arzobispo de Valladolid para reservar el Santísimo Sacramento en la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Remedios, de La Parrilla


Representaciones de Cofradías de Valladolid e invitados posan ante la Imagen de San Franscisco de San Miguel



Alfombra conmemorativa del CL Aniversario de la Canonización

















Reportaje publicado en el Canal de Youtube de Iglesia en Valladolid - Arzobispado de Valladolid




San Miguel de los Santos (Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari, Valladolid)

Urna que contiene los restos mortales de San Miguel de los Santos en la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari, en Valladolid.


Estandarte de la Congregación de San Miguel de los Santos





Imagen de San Miguel de los Santos, Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari, Valladolid






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